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No sé cómo comenzar a escribir pero hay algo dentro que me dice que tengo que hacerlo, que tengo que escribir. No sé de qué escribiré, no sé que rumbo va a tomar este blog que acabo de crear pero lo que sé es que tengo la necesidad de escribir. Tengo la necesidad de escribir desde que cuento con uso de razón, de pequeña adoraba escribir historias y de adolescente plasmar mis reflexiones sobre el papel. Estos últimos años dejé de escribir no solo por motivos personales sino porque carecía de inspiración y tenía un miedo atroz a que mi escritura no fuera de calidad. Pero este año voy a superar ese miedo y voy a emprender el camino de la escritura. Quiero disfrutar del trayecto y aprender a la par que quiero que disfrutéis y aprendáis conmigo.

Espero poder transmitir fielmente mi pasión por la escritura y que os guste lo que reflejo a través de ella.

Os doy la bienvenida,

Yira.

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La llave

Mamá qué dura es la vida sin ti. El sol sigue saliendo pero no hay nadie que tras la tristeza me haga asomarme a la ventana y me diga que el sol ha salido para mí. Desde que te fuiste mis manos están congeladas y no van a encontrarse unas manos llenas de calor, cariño y vida para descongelarlas; es más el frío se me ha subido a la cabeza y no puedo pensar con claridad. Sigo creyéndome que estás, que solo te has ausentado cinco minutos mientras la vida me coge en brazos  como buenamente puede hasta que vuelvas pero no vuelves. El dolor me ha mordido el corazón, clava sus dientes con más fuerza y nunca me suelta, pero sigue latiendo. Sé que estás en la habitación de al lado pero ¿No puede Dios darme la llave para que me cuele un rato y me tumbe a tu lado como hicimos nuestra última tarde juntas?¿Aunque solo cinco minutos todos los días?

Versorrea

Quizás la ingenuidad de no saber
qué había una gama cromática
más allá del negro
me hizo pensar en el imposible
de la felicidad.
Lo absurdo del rosa
del dulce
de la armonía
de la suavidad
pasaron del absurdo a la certeza
cuando me rasgué
la venda
a la orilla del mar
temblando
acompasando el ardor de mi retina
con las heridas del corazón.
Ya el espejo me perdió el miedo
sabe que ya he dejado de ser
el monstruo que fingía ser princesa
y la princesa que fingía ser monstruo.
Conducir a contracorriente
se ha vuelto mi fuerte
ya que prefiero ser las manos
que me lideran
que copiloto
atada a quienes me doblegan
en mi propio coche.

Juego nosecuantosmil

Siempre confundí el sufrir
con enamorarme
es por eso que nunca me he enamorado
pero he sufrido con gusto y ganas.
Siempre sentada en el banquillo
esperando a que me eligieran
aquellos que tenían todas las heridas abiertas
dándome entera
como una especie de curandera
que cuando finaliza su función
se marchan sin mirar atrás
y yo mientras tanto
me quedo intentando recomponer
esta sonata de silencios
tras el telón.

Melibea

Qué sensación más extraña,
creo que me he enamorado porque
solo me sale ser cada vez más yo
y desear muy fuerte que tú
seas cada vez más tú.
No pude elegir que aparecieras en mi vida
ni que desaparezcas ahora
pero si el destino me oye
por favor que me conceda un poco de ti,
un poco más.
Tu mirada me hizo el amor
y ganó todas mis guerras,
ojalá mis versos te alivien
un poco las penas,
esas que guardas bajo la careta
esas que me gustaría arrancar
y que se fueran bien lejos, al mismísimo espacio sideral.
Tu recuerdo es ahora mi única compañía,
ojalá tu memoria se fortalezca al oír mi nombre
y por una vez
coincidamos en nuestros pensamientos,
como nunca lo hicimos con los sentimientos.

Tenéis el vídeo con un fragmento de este poema en tiktok y en Instagram ambos con el nombre versosdeyira 🥰

Arjé

A veces creo que superó el pasado
pero por desgracia me supera a mí.
El aire se resiste a entrar
y mis remordimientos a salir
de este cuerpo que parece joven
pero porta un ser dañado y envejecido.
Tengo complejo de María Magdalena
porque no estoy libre de pecado
y porto desde la primera hasta la última piedra
en esta mochila
que se ha fusionado con mis vértebras
y me boicotea el paso.
Dicen que el amor es aquello
que conseguirá transformar esa mochila
en un aprendizaje
con recuerdos
no sé si indoloros
pero seguro dejarán de ser incendiarios.

(Feliz) Navidad

En mi trajín de privilegiada
el vaivén de mis pensamientos
quiere abrazar a todos aquellos
a quienes el duelo preside la mesa,
a aquellos que sus zapatos
soportan caminos duros y largos
todos los días
pero nunca van acompañados de un regalo.
Mis pensamientos quieren acompañar
a aquellos que tiritan en el sofá,
a aquellos que sufren en soledad
y no ven una salida,
solo desaparecer en silencio
con el rastro de una pena que hace mucho ruido.
Mis pensamientos quieren acariciar
a todos aquellos que no pueden brindar,
entre cuatro paredes blancas
con un goteo de esperanza
para batallar contra la dura enfermedad.
Mis pensamientos se dispersan
buscando a todos aquellos
que no saben lo que es el amor,
solo la herida del odio ajeno
que
poco
a
poco
va siendo cada vez más suyo.
Mis pensamientos huyen tras aquellos
que no pueden escuchar la melodía de un villancico,
encerrados entre el silbido de las balas
que carcomen cada segundo sin piedad.
Mis pensamientos intentan alcanzar a todos
los que no pueden sonreír en Navidad,
aquellos rezagados en el banquillo
esperando a que algún día se asome la felicidad.
Ojalá mis pensamientos fueran sólidos y útiles,
tuvieran el poder de curar a este mundo herido,
que necesita volver a empezar
desde el punto donde se perdió la humanidad.
Mi impotencia solo sabe hablar
en un intento absurdo de poema
cuando el feliz navidad dejó de ser un lema
para ser un deseo que empuja los muros
de un corazón
con la ilusión de salir un día al exterior
y llegar a todos aquellos que se limitan a decir
¡Feliz Navidad!
donde les gustaría tener una navidad feliz.

Aporías asesinas.

Te dejé encerrado en un ¿Y si?
y tiré la llave al fondo de mis entrañas
rezando por que seas aporía
y te confieso que tengo mucho miedo a que no seas certeza, vida mía.
Sé que no me convienes
tus palabras se abaratarán
el día que te preste mi piel un ratillo
te enfríes
y vueles a buscar otros abrigos
por ahí.
Tu mirada me habla de una pasión
nunca vivida
pero ya sabes que esa magia es caduca
y perenne la herida.
Puede que todo esto que te diga
sean todo mentiras,
pura invención esculpida de mis miedos
pero ya se me ha roto el alma tantas veces
que me dio un ultimátum
dice que a la última coge y se muere.
Ay maldita la paz que saboreo
cada vez que te veo,
sólo alimenta mi incertidumbre
y me endurece este maldito pulso que me echo cada día
sabiendo que no te elijo
no porque no se me revuelva la vida al verte
sino porque no quiero volver a ponerla patas arriba.



Enésima curiosidad

Me acaricio las cicatrices
y me pierdo en su suavidad,
me recuerdan lo intenso que viví.
He aquí el error
de pensar que la solución es que la herida
desaparezca
cuando el secreto está en vivir con ella.
Entre aprender y desaprender
solo hay tres letras de diferencia
que se traducen en el mismo resultado:
no se pueden arrancar todas las hojas
de este libro
pero siempre hay un página en blanco
donde te puedes reescribir.
Descubrí que amurallar el corazón
solo lo debilita
porque evitar el dolor
no es abolirlo
y no se puede matar algo innato e inmortal.
Mis versos no tienen la clave para afrontar
las puñaladas del tiempo
pero son el testimonio
de que no hay mal que cien años dure
aunque mi cuerpo lo aguante.

Escrito por Andrea Álvarez Lucas.

Miedo 29102022 +1

Tengo miedo a que un día
mi corazón de carne y hueso
sea un bloque de cemento
como tantos que deambulan por ahí
cruzándose en mi camino
dándome una lección vital
mientras mi ilusión muere
aún más.
Parece mucho más fácil sostener el puñal
que ser la mano que cose la herida,
sin embargo no hay más felicidad que ser la voz que repara
antes que el huracán que destruye.
Tengo miedo a que me duela tanto
que ya ni duela,
que la desgracia manche a mis ángeles de la guarda,
que mi alma fenezca
antes que mi cuerpo
en este mundo tan inhumano
que no frena por nada ni por nadie.
Tengo tanto miedo a la soledad
camuflada en diversos cuerpos,
sonrisas, caricias y palabras,
qué prefiero fabricar la mía propia.
Me horroriza pensar que mi presencia
no remueva entrañas
endulce vidas
pero más me horroriza que mi ausencia
no suscite nada,
volatilizándome
dejándome atrapada en esta maldita tela de araña.

Con B.

Un día Dios se despertó
y pintó el mundo de colores
pero en su ceguera
le atribuyeron el mérito al diablo.
Y un día me desperté yo
y dudé
y mis esquemas se rompieron,
entró la luz
entraron las dudas
entró el miedo.
Supe que mi métrica era distinta
no por a quién mi corazón buscaba
sino porque quien era no encajaba.
No entendió mi cuerpo
el género de quién quería
que atravesará
la barrera de mi piel,
no importaba quién
sólo importaba el qué.
Ese qué
que nos unía,
huyendo del veneno de un mundo
cada vez más muerto
y unas barreras que cada vez
acechan más cerca
recordándonos quiénes somos
y a quienes debemos proteger.